laberintos
Toda mi vida es resultado del paso por este claustro infinito. Largos pasillos, galerías tercos salones, amplios Jardines, sin remates. Lo conozco todo y no sé de nada. Lluvias herméticas, soles incandescentes, confusas columnas de espejos dónde mi ser se pierde y se busca: soy la aguja escurridiza que circula azarosamente en el pajar. Siempre estoy, encerrado entre fríos pasadizos. Lo peor de todo, es que en ésta aparente desventura siempre he tenido la noticia de saber como se halla la salida. Voy y vuelvo entre locales, laberintos dentro del mismo laberinto, dónde me siento al menos dueño de este estado de extravío. En mi contundente soledad (un compacto reino de un solo hombre) Done soy el rey, príncipe, soldado campesino y hasta mendigo. Este mismo engendro de este castillo de optativos Y anulados destinos. Este ser, montado en un complicado organismo, pertenece, en sus pocos cabales a la misma especie, nada más que construido con distintos y ordinarios materiales que prov